jueves, 5 de noviembre de 2009

Preocupación por impacto ambiental de usina en Río Turbio

Preocupación existe en Puerto Natales por las consecuencias en el medio ambiente que pudiese provocar la operación de una central termoeléctrica en la vecina localidad argentina de Río Turbio.

Los movimientos de tierra se iniciaron para la realización de la gran obra, para cuya construcción en los próximos días se comenzará a seleccionar el personal.

El proyecto se levantará en un predio de 30 hectáreas, donde a fines de mayo estará terminada la base de uno de los generadores a vapor, que planifican montar en noviembre.


Falta información

El alcalde de Natales, Fernando Paredes, se reunió ya con los intendentes municipales de Río Turbio y 28 de Noviembre. En una fecha a convenir en el transcurso de este mes, ambas autoridades le expondrán sobre los alcances de este proyecto.

“Espero tener mucho material en el corto plazo, porque me preocupa qué es lo que pasa a 20 kilómetros de Puerto Natales. Les manifesté que me interesaba mucho tener un grado de conocimiento de este proyecto”.

Indicó que ello por ahora es lo que está conversando, que surgió de la preocupación de la autoridad chilena.

“Me interesa conocer el proyecto para conocer cuáles son los alcances que tenemos desde todo punto de vista: medioambiental, cuánta será la mano de obra que requerirá. Ante los problemas de alojamiento que tendrán deberán ocupar los hospedajes de Natales. Todos estos detalles me interesa conocerlos”.

Ya a mediados del 2007 los dirigentes de las Cámaras de Turismo y Comercio habían expresado su temor por los efectos ambientales que provocaría el funcionamiento de una planta termoeléctrica en la vecina ciudad de Río Turbio.

El presidente de la Cámara de Turismo de Ultima Esperanza, Teobaldo Ruiz, planteó el tema y expresó que aunque se construya la planta a aproximadamente 30 kilómetros de Puerto Natales sus efectos se pueden hacer sentir en las bellezas naturales y en la población de la provincia.

Por su parte el presidente de la Cámara de Comercio de Puerto Natales, Ramón Arriagada, agregó que aunque los vientos normalmente son del noroeste y por ello las emanaciones de la termoeléctrica debieran dirigirse hacia el Atlántico, ello no ocurre durante todo el año.

Se atrevió a prever que ante la falta de viento los contaminantes permanecerán en el lugar, llegando hasta el Cerro Dorotea, donde se capta el agua potable de Puerto Natales.

El problema de la contaminación es elevado en el caso de las centrales termoeléctricas convencionales que utilizan como combustible carbón que tiene como consecuencia la emisión de partículas y ácidos de azufre.

También críticas en Argentina

En la Argentina también ha causado preocupación el impacto que producirá en el medio ambiente la central termoeléctrica.
Las críticas han surgido en la provincia de Santa Cruz por parte de la denominada Asamblea Ambiental Ciudadana de Río Gallegos.

El 6 de diciembre de 2006 se llamó a licitación la construcción de la usina de 240 megavatios, que fue adjudicada a la española Isolux.

La Asamblea Ambiental Ciudadana de Santa Cruz presentó una acción de amparo, que fue rechazada por la justicia.
La megausina usará para funcionar 3.720 toneladas de carbón por día, 900 metros cúbicos de agua, 360 toneladas diarias de cal y 8 toneladas de amoníaco.

De acuerdo a lo planteado por el organismo medioambiental de Río Gallegos la central termoeléctrica eliminará 1.800 toneladas diarias de cenizas.

De acuerdo al mismo estudio medioambiental contratado por la empresa a cargo de la construcción, el 40% de estas cenizas quedan depositadas en el fondo del horno, otra fracción de partículas queda retenida en el separador de sólidos (5%) y los polvos restantes, las cenizas volantes (55%) en los filtros manga. Luego las cenizas deben gestionarse para su disposición final, tema que quedó afuera del alcance del estudio.

Tampoco se sabe qué sucederá con los gases que llegarán a la atmósfera por una chimenea de 90 metros de altura con una temperatura de 155 grados celsius. La usina genera 24.000 toneladas de gases por día, como dióxido de carbono, monóxido de carbono, dióxido de azufre (que se conoce como lluvia ácida) y óxido de nitrógeno, entre otros.

La obra tiene un presupuesto de 500 millones de dólares y se estaría construyendo entre Río Turbio y 28 de Noviembre, en un terreno de 20 hectáreas. En un principio estaría alimentando a Río Turbio, 28 de Noviembre, Río Gallegos, El Calafate y el interconectado nacional argentino.

El proyecto

De acuerdo a lo publicado en el diario la Opinión Austral el proyecto contempla el control de las emisiones de gases y partículas al medioambiente, de acuerdo con la legislación nacional y provincial.

Contempla la utilización de turbinas directamente acopladas al generador eléctrico, con calderas de vapor del tipo lecho fluido, con dosificación de caliza para la óptima combustión, absorbiendo internamente los componentes residuales de azufre y disminuyendo los valores de emisión de gases, logrando parámetros menores al 50 % de lo permitido nacional e internacionalmente.
Los residuos serán trasladados mecánicamente a un sector neutro para el ecosistema, luego de la aprobación del estudio de impacto ambiental.

El tratamiento químico del agua adecuará la misma para el uso industrial y producirá agua potable. El agua residual será tratada para su reutilización. La calidad de las aguas residuales estará garantizada por la tecnología del tratamiento utilizado.

viernes, 2 de octubre de 2009

Carbón: combustible para el cambio climático


El yacimiento carbonífero de Río Turbio tuvo un rol clave durante las décadas del 40 y 50 cuando Argentina debió sustituir el carbón que hasta ese entonces se importaba de Inglaterra. En ese entonces la oferta energética en el país era fuertemente dependiente de ese combustible. Superada esa coyuntura y con la expansión de nuevas fuentes energéticas durante los 60 y 70, el yacimiento de Río Turbio comenzó a declinar.

Desde entonces, el yacimiento no ha salido de una situación de crisis. El bajo poder calórico del carbón de Río Turbio no le permitió competir con las nuevas ofertas energéticas que se expandían en la Argentina.

Durante el periodo de auge del yacimiento de Río Turbio se construyó la central San Nicolás para funcionar en base a diferentes combustibles, entre ellos el carbón. Su primer equipamiento es de 1953 y fue ampliado en 1976.

En la actualidad, si bien el carbón sigue ocupando una porción muy importante en la generación de electricidad en muchas partes del mundo, es el combustible prioritario a ser reemplazado por otras fuentes de energía. La razón fundamental es la urgente necesidad de reducir las emisiones de gases que provocan el fenómeno del calentamiento global.

Este informe procura mostrar que la propuesta del gobierno nacional y provincial de relanzar la actividad carbonífera no tiene sustento alguno, ya que Argentina dispone de otras fuentes convencionales y fuentes renovables que hacen innecesario volcarse a un combustible que tiene baja eficiencia y que tiene un enorme impacto ambiental.

Greenpeace sostiene que la participación del carbón en la matriz energética argentina (0,5%) debe sostenerse a los actuales niveles y comenzar a ser progresivamente utilizado en equipos CHP (generación de electricidad y calor para usos industriales) hasta llegar a su completo abandono pasado el año 2030. Este sendero necesario del carbón responde a la urgencia para adecuar la actual matriz energética a los niveles de emisión de gases de efecto invernadero que el país debería alcanzar para el año 2050.

Greenpeace desarrolló este año un escenario energético hasta el 2050, denominado [r]evolución energética, cuyo objetivo es mostrar cómo es posible construir un futuro energético sustentable para la Argentina. Uno de sus objetivos es exponer las políticas que cada país, en este caso Argentina, deberá adoptar si queremos sostener el cambio climático en niveles “tolerables”, respetando el principio de las responsabilidades comunes aunque diferenciadas entre los distintos países y regiones.

Explotar las enormes posibilidades en materia de eficiencia energética y la abundancia de fuentes de energías renovables que Argentina posee, permiten pensar en una transición, relativamente sencilla, de los combustibles fósiles (hoy, el 90% de la energía) a una economía basada en energías renovables. Pero hacerlo requiere de voluntad política y de no tomar ahora decisiones equivocadas. La Central Térmica de Río Turbio es una de ellas.

Es perfectamente posible colocar a la Patagonia como proveedora de energía a escala nacional, al mismo tiempo que potenciar su desarrollo económico y social, en base a recursos renovables, siendo estas además, opciones energéticas en base a tecnologías fácilmente asimilables por nuestra industria local y con un impacto positivo en el empleo muy superior a la industria del carbón.

Para bajar el informe completo:

http://www.greenpeace.org/raw/content/argentina/cambio-climatico/informe-carbon-rioturbio.pdf

jueves, 1 de octubre de 2009

El carbón en el futuro energético de Argentina

La presentación realizada por el Secretario de Energía de la Nación, Daniel Cameron, en septiembre de 2009, explicita los planes a futuro de la expansión del carbón como fuente energética:

Dada la fuerte
dependencia del gas natural que presenta al día de hoy la matriz energética Argentina en general y la generación eléctrica en particular, en el futuro el país deberá realizar un gran esfuerzo por diversificar su matriz energética para quitarle presión del sector eléctrico sobre las reservas de gas natural que al día de hoy es de 10,5 años aproximadamente.

Se analiza la instalación hacia el 2025:
4.750 MW de origen nuclear,
3.440 MW de origen en carbón,
9.700 MW de origen hidroeléctrico
3.500 MW de energías renovables (principalmente eólico).
7630 MW Térmico Gas Liquido
29.020 MW nuevos (Escenario Estructural).
2000 MW que estan en duda si serán Nuclear o Carbón en función de los costos que implican en la centrales de carbón la captura de CO2
6.000 MW adicionales en el caso del Escenario Tendencial (sin políticas de URE)

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Si podemos cumplir con estas metas, irán disminuyendo paulatinamente el consumo de combustibles líquidos en generación y el gas natural irá perdiendo importancia relativa frente al total de la energía generada.

Hacia el año 2020, con el ingreso de Corpus, otras centrales nucleares de envergadura y más centrales a base de carbón, los volúmenes de combustibles líquidos serán manejables, tanto en volumen como en lo económico, y la generación eléctrica no dependerá tanto del gas natural (que probablemente sea caro por ser GNL).


Presentación Daniel Cameron

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