Extractos de la carta enviada a la Presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, y al Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Héctor Timerman, antes de la participación de Argentina en la Cumbre del G-20 en Toronto, Canadá:
Estamos viviendo un momento decisivo en la historia contemporánea. La economía mundial atraviesa un tiempo en el que la desregulación financiera, la especulación y el crecimiento económico sin límites que beneficia solo a unos pocos sectores, han colocado a las naciones del mundo en una gran recesión económica. Al mismo tiempo, la amenaza del cambio climático se torna cada vez más clara y son ya evidentes los impactos de la acumulación de las emisiones de CO2 en la atmósfera, generando el incremento en el nivel del mar; provocando el derretimiento de glaciares y masas de hielos permanentes, poniendo en crisis ecosistemas esenciales, incrementando la pobreza, causando la extinción de especies y generando escasez de agua y alimentos.
En este contexto, es necesario recordar que mientras los líderes del G20 pueden representar al 85% de la economía global, sus acciones y decisiones afectarán a los 172 países no representados en esta cumbre, muchos de los cuales son lo más pobres y más vulnerables a la crisis económica y al cambio climático. (…)
Los líderes del G20 tienen una histórica oportunidad de enfrentar la recesión económica y el cambio climático simultáneamente. Es una oportunidad que no puede desaprovecharse. Como primer paso, los líderes del G20, EEUU, la Unión Europea y los demás países con altos ingresos de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (ODCE) deben comprometer al menos un 1% de su PBI para hacer sustentables sus economías y deshacerse de subsidios y otros incentivos económicos a actividades y tecnologías que contribuyen al cambio climático. El resto de los países representados en el G20 deben hacer todo lo que esté a su alcance para evitar continuar en la vía de un desarrollo sucio basado en combustibles fósiles y cambiar a un futuro energético sustentable (energías renovables y eficiencia energética).
Hace solo unos pocos años atrás podíamos suponer que el límite de calentamiento global de 2 grados, por encima de los niveles preindustriales, podía salvarnos del caos climático. A la luz del Cuarto Informe de Evaluación del IPCC y las más recientes investigaciones científicas, esta suposición ya no es tal. Al mismo tiempo el crecimiento de las emisiones globales en los años recientes ha seguido las peores predicciones y nos están conduciendo a un aumento de 6 grados.
Esto significa que, tanto en los acuerdos que el G20 adopte, así como en las próximas negociaciones relativas a la crucial reunión sobre cambio climático a realizarse en Cancún, se debe asumir que:
o Para prevenir el caos climático, el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero y la temperatura global deben ser detenidos tan pronto como sea posible y revertido en una tendencia decreciente. Un calentamiento de hasta 1.5 grados encima de los niveles preindustriales puede conducirnos a peligrosos, irreversibles e inaceptables impactos para los seres humanos y la naturaleza.
o Las reducciones de emisiones deben ser más grandes y rápidas que las previamente pensadas. El crecimiento de las emisiones globales debe ser detenido hacia 2015, revertido y colocado en una tendencia decreciente antes de 2020 y declinando tan cerca de cero como sea posible en 2050.
Esto significa que las acciones concretas a ser abordadas deben:
o Concluir que para prevenir el caos climático los países industrializados como grupo deben reducir sus emisiones en conjunto un 40% en relación a niveles de 1990 para el 2020.
o Acordar la magnitud de los fondos que los países industrializados proporcionarán para la financiación en adaptación y en mitigación en países en vías de desarrollo. Greenpeace cree que la cantidad total de los fondos que se necesitan para adaptación, protección de bosques y promoción de tecnologías limpias necesita ser de al menos €110 mil millones anuales.
o Descartar mecanismos poco efectivos y no sustentables del mercado de carbono. Desde 2013 hacia delante, el fondo de Mecanismo de Desarrollo Limpio debe ser limitado solo a proyectos en países menos desarrollados y países en vías de desarrollo con pequeña capacidad de acción. (…)
o Los esfuerzos para reducir las emisiones por deforestación y degradación (REED) deberían conducir a asuntos específicos relacionado con bosques y selvas incluyendo permanencia, escape; biodiversidad y los derechos indígenas y otras comunidades tradicionales dependientes de los mismos.
La actual crisis económica no puede ser vista de forma separada del crecimiento del caos climático. Todas las acciones y discusiones acerca de cómo rescatar a la economía global proporciona a los líderes mundiales la oportunidad de plantear el desarrollo de iniciativas económicas basados en la reducción de gases de efecto invernadero y contribuir de esta manera a la generación de trabajos basados en una economía sustentable.
Por el contrario, pretender sostener un futuro en base a energías fósiles nos profundizará la crisis climática haciendo que los problemas económicos de hoy sean triviales en comparación a los que tendremos en el futuro a causa del cambio climático.
La oportunidad de actuar con determinación es ahora. (...)
Estamos viviendo un momento decisivo en la historia contemporánea. La economía mundial atraviesa un tiempo en el que la desregulación financiera, la especulación y el crecimiento económico sin límites que beneficia solo a unos pocos sectores, han colocado a las naciones del mundo en una gran recesión económica. Al mismo tiempo, la amenaza del cambio climático se torna cada vez más clara y son ya evidentes los impactos de la acumulación de las emisiones de CO2 en la atmósfera, generando el incremento en el nivel del mar; provocando el derretimiento de glaciares y masas de hielos permanentes, poniendo en crisis ecosistemas esenciales, incrementando la pobreza, causando la extinción de especies y generando escasez de agua y alimentos.
En este contexto, es necesario recordar que mientras los líderes del G20 pueden representar al 85% de la economía global, sus acciones y decisiones afectarán a los 172 países no representados en esta cumbre, muchos de los cuales son lo más pobres y más vulnerables a la crisis económica y al cambio climático. (…)
Los líderes del G20 tienen una histórica oportunidad de enfrentar la recesión económica y el cambio climático simultáneamente. Es una oportunidad que no puede desaprovecharse. Como primer paso, los líderes del G20, EEUU, la Unión Europea y los demás países con altos ingresos de la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (ODCE) deben comprometer al menos un 1% de su PBI para hacer sustentables sus economías y deshacerse de subsidios y otros incentivos económicos a actividades y tecnologías que contribuyen al cambio climático. El resto de los países representados en el G20 deben hacer todo lo que esté a su alcance para evitar continuar en la vía de un desarrollo sucio basado en combustibles fósiles y cambiar a un futuro energético sustentable (energías renovables y eficiencia energética).
Hace solo unos pocos años atrás podíamos suponer que el límite de calentamiento global de 2 grados, por encima de los niveles preindustriales, podía salvarnos del caos climático. A la luz del Cuarto Informe de Evaluación del IPCC y las más recientes investigaciones científicas, esta suposición ya no es tal. Al mismo tiempo el crecimiento de las emisiones globales en los años recientes ha seguido las peores predicciones y nos están conduciendo a un aumento de 6 grados.
Esto significa que, tanto en los acuerdos que el G20 adopte, así como en las próximas negociaciones relativas a la crucial reunión sobre cambio climático a realizarse en Cancún, se debe asumir que:
o Para prevenir el caos climático, el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero y la temperatura global deben ser detenidos tan pronto como sea posible y revertido en una tendencia decreciente. Un calentamiento de hasta 1.5 grados encima de los niveles preindustriales puede conducirnos a peligrosos, irreversibles e inaceptables impactos para los seres humanos y la naturaleza.
o Las reducciones de emisiones deben ser más grandes y rápidas que las previamente pensadas. El crecimiento de las emisiones globales debe ser detenido hacia 2015, revertido y colocado en una tendencia decreciente antes de 2020 y declinando tan cerca de cero como sea posible en 2050.
Esto significa que las acciones concretas a ser abordadas deben:
o Concluir que para prevenir el caos climático los países industrializados como grupo deben reducir sus emisiones en conjunto un 40% en relación a niveles de 1990 para el 2020.
o Acordar la magnitud de los fondos que los países industrializados proporcionarán para la financiación en adaptación y en mitigación en países en vías de desarrollo. Greenpeace cree que la cantidad total de los fondos que se necesitan para adaptación, protección de bosques y promoción de tecnologías limpias necesita ser de al menos €110 mil millones anuales.
o Descartar mecanismos poco efectivos y no sustentables del mercado de carbono. Desde 2013 hacia delante, el fondo de Mecanismo de Desarrollo Limpio debe ser limitado solo a proyectos en países menos desarrollados y países en vías de desarrollo con pequeña capacidad de acción. (…)
o Los esfuerzos para reducir las emisiones por deforestación y degradación (REED) deberían conducir a asuntos específicos relacionado con bosques y selvas incluyendo permanencia, escape; biodiversidad y los derechos indígenas y otras comunidades tradicionales dependientes de los mismos.
La actual crisis económica no puede ser vista de forma separada del crecimiento del caos climático. Todas las acciones y discusiones acerca de cómo rescatar a la economía global proporciona a los líderes mundiales la oportunidad de plantear el desarrollo de iniciativas económicas basados en la reducción de gases de efecto invernadero y contribuir de esta manera a la generación de trabajos basados en una economía sustentable.
Por el contrario, pretender sostener un futuro en base a energías fósiles nos profundizará la crisis climática haciendo que los problemas económicos de hoy sean triviales en comparación a los que tendremos en el futuro a causa del cambio climático.
La oportunidad de actuar con determinación es ahora. (...)
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